PLEBERIO: ¡Oh duro coraçón de padre!, ¿cómo no
te quiebras de dolor que ya quedas sin tu amada heredera? ¿Para quién edifiqué
torres? ¿Para quién adquirí honras? ¿Para qué planté árbores? ¿Para quién
fabriqué navíos? ¡Oh, tierra dura!, ¿cómo me sostienes? ¿Adónde hallará abrigo
mi desconsolada vejez? ¡Oh, Fortuna variable, ministra y mayordoma de los
temporales bienes! ¿Por qué no ejecutaste tu cruel ira, tus mudables ondas en
aquello que a ti es subjeto? ¿Por qué no destruiste mi patrimonio? ¿Por qué no
quemaste mi morada? […] ¡Oh, mundo, mundo! […] ¿Por qué no asolaste mis grandes
heredamientos? […]Yo pensaba en mi más tierna edad que eras y eran tus hechos
regidos por alguna orden; agora visto el pro y la contra de tus bienandanzas,
me pareces un laberinto de errores, un desierto espantable, una morada de
fieras, juego de hombres que andan en corro, laguna llena de cieno, región
llena de espinas. […] Pues desconsolado viejo, ¡qué solo estoy! […]
Del mundo me quexo porque en sí me
crió; porque no me dando vida no engendrara en él a Melibea; no nacida, no
amara; no amando, cesara mi quexosa y desconsolada postrimería. ¡Oh, mi
compañera buena! ¡Oh mi hija despedazada! ¿Por qué no quisiste que estorbase tu
muerte? ¿Por qué no hobiste lástima de tu querida y amada madre? ¿Por qué te
mostraste tan cruel con tu viejo padre? ¿Por qué me dexaste, cuando yo te había
de dexar? ¿Por qué me dexaste penado? ¿Por qué me dexaste triste y solo in hac lachrimarum valle?
a)
Tema
del texto
b)
Características
lingüísticas y estilísticas.
c)
Tipo
de texto
d)
Resumen
1.
TEMA.
·
Dolor
desmedido de Pleberio por la muerte trágica de su hija, Melibea.
2.
CARACTERÍSTICAS
LINGÜÍSTICAS Y LITERARIAS.
Se trata de un fragmento de La Celestina. Es un texto literario del
siglo XV, perteneciente al teatro prerrenacentista y una de las obras más
importantes de nuestra literatura. El hecho de que sea un texto literario nos
lleva a afirmar que la función del lenguaje predominante será la poética,
ya que el propósito del emisor es la creación de una obra artística a través del lenguaje.
La forma
de elocución elegida es el diálogo, pues estamos ante un fragmento de una
obra teatral. El personaje de Pleberio es el emisor y se refiere a varios
interlocutores: su propio corazón, la tierra que lo sostiene, la Fortuna
variable, el mundo y la misma Melibea, cuyo cadáver tiene en brazos. No
obstante, este fragmento adopta la forma
de monólogo, es decir, ningún otro
personaje responde. En este caso, Pleberio pronuncia una disertación que se
corresponde con el texto argumentativo, ya
que defiende una tesis con argumentos: el mundo es injusto y triste porque está
lleno de sinrazones.
Tanto el diálogo como la argumentación se
caracterizan por la presencia de la función
apelativa del lenguaje. Entre los rasgos lingüísticos característicos de
esta función destacamos el uso de la
segunda persona del singular (tú): verbos en segunda persona (“te quiebras”,
“quedas”, “ejecutaste”…), pronombres personales (“te”, “ti”), posesivos (“tu amada heredera”, “tus hechos”, “tu querida y amada madre”…). También es propia de la función
apelativa la modalidad interrogativa, tan
presente es este texto (“¿cómo no te quiebras…? ¿Para quién edifiqué torres?
¿Para quién adquirí honras? ¿Por qué no hobiste lástima … ? etc.)
La función
expresiva o emotiva también la encontramos, en este caso a través de
distintos elementos lingüísticos. Destacan las oraciones exclamativas y las interjecciones: “¡Oh duro coraçón de
padre!”, “¡Oh, tierra dura!”, “¡Oh, mundo, mundo!” “¡Oh mi compañera buena!”,
“Oh mi hija despedazada”… También está en relación con esta función el empleo
de la primera persona gramatical (“edifiqué”,
“adquirí”, “planté”, “¿cómo me
sostienes?”, “¿Por qué me dexaste
penado?”). En tercer lugar, debemos señalar aquí el léxico empleado, claramente connotativo,
cargado de sugerencias, en este caso, negativas (“duro”, “dolor”, “desconsolada”,
“vejez”, “cruel”, “ira”, “destruiste”, “quemaste”, “errores”, “fieras”, “cieno”…).
Aparecen muchos adjetivos, casi en
su totalidad explicativos (“duro corazón”, “amada heredera”, “desconsolada
vejez”, “cruel ira”…)
Propio
de los textos dialogados y argumentativos es el predominio del tiempo presente y del modo indicativo: “quiebras”, “quedas”,
“sostienes”, “es”, “pareces”, “estoy”, “me quexo”… Pero también aparece un buen
número de verbos en pretérito perfecto
simple, tiempo propio de la narración (“edifiqué”, “ejecutaste”,
“asolaste”, “quemaste”, “crió”, “quisiste”, “hobiste”, “mostraste”…). Esto se
puede explicar por la intención de Pleberio de recordar todo aquello que le ha
sucedido en el pasado o lo que por el contrario debería haber pasado y no ha
ocurrido.
Es un texto literario como ya hemos
advertido y, por tanto, la función del
lenguaje que predomina será la función
poética, que se hace patente a través del desvío de la norma que se
consigue fundamentalmente por el empleo de figuras
literarias. Entre ellas destacamos las metáforas (“Fortuna variable,
ministra y mayordoma de los temporales bienes”, “in hac lacrimarum valle”; las comparaciones
o símiles (“me pareces un laberinto
de errores, un desierto espantable, una morada de fieras, juego de hombres que
andan en corro, laguna llena de cieno, región llena de espinas”); las enumeraciones (vale el ejemplo
anterior); la anáfora y el paralelismo (“¿Para quién edifiqué
torres?, ¿Para quién adquirí honras? ¿Para qué planté árbores? ¿Para quién
fabriqué navíos?”); y otras.
La sintaxis
es complicada, como corresponde a un texto de estas características, dirigido a
un público mayoritariamente culto. Debemos recordar que este género teatral, la
comedia humanística, era un teatro para ser leído en círculos universitarios y
cortesanos.
La coherencia
se consigue a través de los mecanismos de cohesión,
entre los que señalamos especialmente las recurrencias
léxicas (“duro”, “padre”, “vejez/viejo”, el verbo “dejar”) y semánticas (especialmente las asociaciones pragmáticas o campos
asociativos; aquí podemos señalar los términos relacionados con la idea de la muerte y la destrucción como “muerte”,
“asolaste”, “despedazada”, “dejar”, “lacrimarum
valle” o términos relativos a la familia
como “padre”, “madre”, “heredera”, “hija”.
3.
TIPO DE
TEXTO.
Se
trata de un texto literario, concretamente un fragmento de La Celestina de Fernando de Rojas,
cuya forma de elocución es el diálogo y la argumentación. Es un claro
ejemplo de teatro prerrenacentista del siglo XV.
4.
RESUMEN.
Pleberio
toma en sus brazos el cadáver de su hija, Melibea, y se pregunta lleno de
indignación y dolor cómo es posible que
él no muera también. Ya no tiene sentido todo lo que ha realizado en su vida,
pues su heredera ha muerto. Habría preferido perder los bienes materiales y así
se lo reprocha a la Fortuna. Reprocha a su hija muerta que no le permitiera
evitar su suicidio, pues ahora se ha quedado solo en este mundo inhabitable,
que es para él un valle de lágrimas.